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USECNETWORK Red Social Profesional de la Seguridad y las Emergencias

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viernes, 1 de octubre de 2010

¿Pagar rescate o no pagarlo?

Es uno de los grandes debates de hoy en la sociedad española: ¿hay que pagar rescate a los secuestradores, económicos o políticos, de nuestros pescadores, de nuestros cooperantes, de los capturados por organizaciones terroristas como ETA? El tema es muy complicado porque incluye valoraciones y consecuencias morales.

Hay estos días quienes claramente se sitúan en posiciones radicalmente contrarias al pago de cualquier tipo de rescata: "Es inmoral pagar a terroristas". En USECNETWORK no somos capaces de situarnos en esas posiciones de máximos, porque consideramos que hay que ponerse siempre en la piel de las víctimas y sus familiares.

Aún así, tenemos claro que lo razonable, lo útil, es solucionar lo que haya que solucionar a corto plazo, incluyendo el pago del rescate como última opción y siempre después del fracaso de toda una amplia gama de posibilidades que, por duras que éstas sean, están en la mesa de cualquier gabinete de crisis; y buscar luego la manera de que estos delitos aberrantes no se repitan: dotar de seguridad a los pesqueros, en base al 'caso Alakrana', frente a los piratas somalíes puede ser un buen ejemplo, siempre y cuando se hiciese de forma efectiva y real, hecho que a día de hoy no ocurre.

Es importante reseñar como base en nuestra posterior reflexión, que en total se estima que todo la industria que órbita entorno al secuestro, mueve unos 1.000 millones de dólares anuales en el mundo, sólo el negocio de las primas por los seguros pagados a las compañías aseguradoras se estima que asciende a los 350 millones de dólares anuales. Sin embargo, no debemos olvidar que lo que alimenta a toda la industria, el núcleo del negocio son los 25.000 secuestros anuales que se producen en el mundo.

Y aquí es donde entramos en consideraciones morales y legales. Legalmente la cuestión es bastante clara, en la mayoría de países pagar un rescate es una acción ilegal. Moralmente el tema se complica un poco, si nunca nadie hubiese pagado un rescate por un secuestro, seguramente hoy no existirían los secuestros por motivos económicos. Cada secuestro que se paga alimenta a la industria del secuestro, reforzando económicamente a los grupos que se dedican a esto y favoreciendo que aparezcan imitadores.

Por el contrario, creo que estaremos de acuerdo, que entra dentro de los perfectamente razonable que alguien pague un rescate para recuperar a un hijo o un familiar, creo que todos seríamos los primeros en hacerlo si nos llega el caso.
Ante los secuestros nos encontramos ante una especie de nudo gordiano, el secuestro es un crimen, no se debería pagar rescate para no fomentar este tipo de crímenes, pero nadie puede poseer la autoridad moral para impedir que se pague un rescate.

Ante esta situación sólo nos queda una opción para intentar combatir el secuestro.
La primera es que las probabilidades de éxito de los secuestradores sean lo más reducidas posibles, es decir que les sea complejo llevar a cabo el secuestro y sobre todo salir indemnes de él.

La segunda es negociar bien, entendiendo por negociar bien el intentar minimizar la cantidad a entregar a los secuestradores, porque no nos olvidemos que realizado el secuestro, todo se reduce a un proceso negociador, donde una de las partes quiere dinero y la otra salvar una vida humana.

España y los estados occidentales tienen la obligación de coordinarse para impedir que delincuentes, que a veces se dan la pátina de fanáticos políticos, como es el caso de Al Qaeda del Magreb, campen por sus respetos, convirtiendo en peligrosísimas determinadas zonas del mundo.

No querría acabar este Editorial sin dejar clara nuestra conclusión: al delincuente hay que combatirle por todos los medios legales y sobre todo evitar que salga indemne.

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